Los GuaranÃes ante los ojos de Alvar Núñez Cabeza de Vaca.
…de los comentarios de Alvar Núñez Cabeza de Vaca redactados por su escribano, surgen numerosas y a veces contradictorias noticias sobre los naturales que habitaban el camino recorrido.
Como se trata de un inigualable testimonio histórico, serÃa importante que recorramos algunas de sus páginas, para ir viviendo las primeras impresiones de aquella expedición, transmitida directamente, en forma inductiva, derecha y reflexivamente como aproximaciones sucesivas para que, de esa manera podamos acercarnos al tema lo más objetivamente posible.
En primer lugar, se constata el área de influencia. Desde la costa atlántica, que comienza la larga travesÃa, hasta la ciudad de Asunción, que es punto de llegada de aquella histórica caminata, todo el mencionado territorio estaba habitado por tribus guaranÃes. Cada poblado que en el camino se encontraba, decÃa pertenecer a la “nación†de los guaranÃes.
Otra caracterÃstica es importante destacar, por lo constante y significativa: el espÃritu jovial, alegre y bondadoso con que las distintas tribus guaranÃes recibÃan la cansada caravana. AsÃ, una y otra vez. Salvo la mención hecha de los payaguás, ubicados por Alvar Núñez como indios chameses, y que habÃan atacado, crueles y sangrantes, la expedición de Ayolas, el recibimiento que los guaranÃes hacia los españoles, no tuvo, en verdad, nada absolutamente nada de violento.
Los testimonios son innumerables y reiterados. Cuando la expedición de Alvar Núñez quedaba ya sin bastimentos, luego de diecinueve dÃas de abruptas travesÃas, se encuentran con los primeros poblados guaranÃes. Aquel histórico choque de culturas tan diferentes tendrá, sin embargo, un tono poco conocido.
Nada de guerra, ni de emboscadas, ni trampas. Con el cacique Toncaguazú a la cabeza, aquella tribu guaranÃ, que por primera vez surgÃa ante los ojos de la caravana, salÃa a recibir a Alvar Núñez en el camino. pero no de pura curiosidad, y con las manos vacÃas, sino “cargados con muchos bastimentos, muy alegres, mostrando gran placer con su venidaâ€. Son palabras textuales de las Memorias de Cabeza de Vaca.
De aquella primera descripción, surgen ya, ricos y complementados, muchos de los elementos componentes de la nueva cultura descubierta que, entendemos, debemos retener desde ahora. “Esta gente y generación que se llaman GuaranÃâ€-, dicen los Comentarios, “son labradores, que siembran dos veces en el año maÃz, y, asà mismoâ€, continúa, “siembran cazabÃ, crÃan gallinas a la manera de nuestra España, y patos; tienen sus casas muchos papagayos, y tienen ocupada muy gran tierra, y todo es una lenguaâ€. Bondadosos y alegres, agricultores de dos siembras al año, con aves de la selva ya domesticadas tal es la primera impresión que nos transmiten los conquistadores de esta expedición sobre aquellos guaranÃes.
No es el transcripto un pasaje excepcional, ni único, que pudiera ser cuestionado por su carácter especial. Nada de eso. Cuando la caravana de Alvar Núñez llega al rÃo TibagÃ, nuevamente otra población guaranà sale a recibirlo con la misma actitud de la primera. “De dos leguas cerca de este rÃoâ€, dice, “vinieron los indios con mucho placer a traer a la hueste bastimentos para la gente, por manera que nunca les faltaba que comer, y aun a veces lo dejaban sobrado por los caminosâ€.
El relato es coherente y claro. Y siempre nos va diciendo lo mismo. La información es constante al respecto: se alegraban al ver a los blancos, hablaban un idioma muy dulce, vivÃan en pueblos asentados, mostraban, casi siempre, sorpresa y espanto ante las cabalgaduras españolas.
La marcha continúa y el mundo guaranà va emergiendo claro mostrando, en forma silvestre, sus elementos componentes. “Yendo caminando por la tierraâ€, dice, el gobernador y su gente, llegó a un pueblo de indios de la generación de los guaranÃes, y salió el señor principal de este pueblo al camino con toda su gente, muy alegre a recibirlo, y traÃan miel, patos y gallinas, y harina y maÃz; y por lengua de los intérpretes les mandaba hablar y sosegar, agradeciéndole su venida, pagándole lo que traÃan, de que recibÃan mucho contentamiento allende de esto al principal de este pueblo, que se decÃa Pupebajé, mando dar graciosamente algunos rescates tijeras y cuchillos y otras cosas, y de allà pasaron prosiguiendo el camino, dejando los indios de este pueblo tan alegres y contentos, que de placer bailaban y cantaban por todo el puebloâ€.
Varios elementos más importantes, como decÃamos, componentes de la cultura guaranÃtica, surgen aquà y allá, de los relatos de Alvar Núñez. El 7 de diciembre, por ejemplo, otro pueblo guaranà aparece en el camino, y el mismo retrato: impresión de alegrÃa, ofrenda de bastimentos, el habla dulce y el recibimiento. De manera que todos los pueblos por donde habÃan de pasar-, dice, “los hallaban muy pacÃficos, y los salÃan a recibir a los caminos antes que llegasen a sus pueblos, cargados de bastimentosâ€.
Y asÃ, semana tras semana. El relato se podrÃa decir que se repite, de donde emerge, claro y siempre, el mismo trasfondo: “A 19 de dicho mes, llegaron a un lugar de indios de la generación de los guaranÃes, los cuales, con su principal, y hasta las mujeres y los niños, mostrando mucho placer los salieron a recibir al camino dos leguas del pueblo, donde trajeron mucho bastimento de gallinas, patos y miel y batatas y otras frutas, y más harina de piñones (que hacen muy gran cantidad de ellas), porque hay en aquella tierra muy grandes pinaresâ€. “Las piñas son grandes, los piñones del tamaño de bellotas, la cáscara grande de ellos es como de castañas, difieren en el sabor a los de España: los indios los cojen y de ellos hacen gran cantidad de harina para su mantenimientoâ€.
No solamente se reitera el jovial recibimiento indio, sino que, además, nos enteramos, como expresión viva de una cultura, de las producciones que arrancan a la tierra: piñas de pinares, harina de esas piñas, frutas, miel y patos domesticados. Nos vamos adentrando en la cultura de los guaranÃes. Si detrás de lo que cada comunidad produce, pueden dibujarse las relaciones sociales donde va asentada la comunidad misma, el relato no deja de ser ilustrativo e interesante.
Las impresiones personales del relato coinciden con el relato mismo, dado que la sensación que transmite el escritor es inequÃvoca y surge de su prosa a cada paso: “Toda este tierra es muy alegreâ€-, continua, y de muchas aguas y arboledas; toda la gente de los pueblos siembran maÃz y cazabà y otras semillas, y batatas de tres maneras: blancas y amarillas y coloradas, muy gruesas y sabrosas, y crÃan patos y gallinas y sacan mucha miel de los árboles, de lo hueco de ellosâ€.
Cuando el relato nos cuenta de la llegada al Iguazú, además de darnos de nuevo los datos sobre las producciones y crÃas de aves diversas, nos deja un pasaje, importante de retener, como elemento fundamental de análisis en el tema del asentamiento de Las Misiones. Dice: “En la ribera del cual, según la relación, tuvieron los naturales, y por lo que vio, por vista de ojos, está muy poblado, y es la más rica gente de toda aquella tierra y provincia, de labrar y criar, porque crÃan muchas gallinas, patos y otras aves, y tienen mucha caza de puercos y venados, y dantas y perdices, codornices y faisanes, y tienen en el rÃo gran pesquerÃa, y siembran y cojen mucho maÃz, batatas, cazabÃ, mandibÃes, y tienen otras muchas frutas, y de los árboles tienen gran cantidad de mielâ€.
“… y la gente que vive en ella, de la generación de los guaranÃes, y todos son labradores y criadores de patos y gallinas, y toda gente muy doméstica y amiga de cristianos, y que con poco trabajo verán en conocimiento de nuestra fe católica, como se ha visto por experienciaâ€.
Región de guaranÃes asentados y agricultores en verdadera abundancia, con poblados de hasta ochocientas casas, según estas memorias, con casas de troncos y techos de paja, en una actitud bondadosamente inusual donde hasta limpiaban los caminos para que pasasen los conquistadores, con mantas tejidas y tinajas grandes para guardar vestimentas, agricultores y criadores de animales, que usaban flechas envenenadas en sus guerras con brazaletes, coronas y vasijas de oro y plata traÃdas desde el Perú lejano, es asà como nos presenta la cultura de los guaranÃes Alvar Núñez Cabeza de Vaca.
Por Salvador Cabral Arrechea – Fragmento del trabajo La Cultura GuaranÃâ€. Enciclopedia de Misiones.